Entre los innumerables recursos con que cuenta toda empresa, compañía u organización para transmitir su imagen de marca y su filosofía, tal vez una de las más efectivas, por su doble carácter técnico y humano, sea el retrato corporativo.
El retrato corporativo es aquel que se realiza a los directivos y al personal de la empresa con el objetivo de fotografiarles inmersos en su propio contexto de trabajo, por ejemplo en la sala de reuniones, en su despacho, en una de sus tiendas o en cualquier otro espacio de la compañía. Por tanto, puede realizarse tanto en ubicaciones interiores como en localizaciones exteriores, aunque también se puede optar por una fotografía de estudio si bien en este caso no se mostraría el contexto, uno de los elementos esenciales de este tipo de fotografía.
En la fotografía de retrato corporativo, el elemento humano es el centro, son las personas las que adquieren el protagonismo que les corresponde más allá de la empresa y de sus productos. En consecuencia, es una de las herramientas más eficaces para transmitir los valores de la compañía, su filosofía, y un instrumento que concederá valor añadido a la marca permitiéndole destacar entre la competencia.
Por todo ello, prácticamente cualquier lugar es adecuado para utilizar el retrato corporativo, con especial atención a aquellos soportes o medios desde los cuales puedan ser visualizados por un mayor número de personas, en definitiva, clientes potenciales.
El retrato corporativo puede utilizarse en cualquiera de los espacios de la compañía, especialmente si se trata de ambientes a los que el cliente tiene acceso (tienda, sala de recepción, etcétera), pero también, y sobre todo, en la propia página web de la empresa, en sus folletos y catálogos, en libros, en carteles de eventos, en anuncios, en redes sociales como Twitter, Facebook, Instagram u otras de carácter profesional como Linkedin.
En conclusión, por todo aquello que es capaz de transmitir un retrato corporativo, todo lugar que incremente su visibilidad es adecuado para su uso.