Hasta 1920, la fotografía publicitaria no tuvo toda la fuerza necesaria para entenderse como necesaria o atractiva para el público. A partir de este año, la fotografía publicitaria se incrementó debido al crecimiento de la industria publicitaria por el auge de la economía. En 1923, gracias a Edward Steichen y la agencia de publicidad J.Walter Thompson, se consagró la fotografía publicitaria como la conocemos hoy. Su trabajo apareció en revistas como Vogue y Vanity Fair entre otras.
Entre los años 20 y 30, la fotografía saltó de tener un 15% de ilustraciones a un 80%. El factor que estimuló su uso en la publicidad fue el desarrollo de las tecnologías que permitían un uso más específico de la fotografía y de la buena época económica.
Durante la crisis de 1929, en vista de la gran producción y poca venta se hizo necesario motivar al consumidor para que consumiera más allá de sus necesidades básicas, creando nuevas necesidades y utilizando las revistas de la época para promover el consumo, revistas estadounidenses que siguen hoy día con un modelo de negocio que se base en reportajes y publicidad de grandes marcas como Vogue, Vanity Faire… etc.
La fotografía publicitaria se ha convertido en un método de campaña para las empresas al ofertar sus servicios o productos. Podemos verla principalmente en soportes gráficos como revistas, periódicos, streetmarketing…etc.
Los factores primordiales que una buena fotografía publicitaria debe tener son:
– Impacto visual: La composición de la fotografía debe ser llamativa y hacer que el público se detenga a observarla. El objetivo principal es captar la atención.
– El concepto creativo tiene que verse a primera vista en la fotografía publicitaria. Después de haber captado la atención, el público debe entender bien el sentido de la campaña.
– Promover la acción de compra. Pero si después de todos estos factores conseguimos promover la acción de compra nuestra campaña habrá tenido éxito absoluto.